Somos una Bodega con Herencia Familiar que se proyecta con sus valores de tradición, calidad, prestigio, innovación y contemporaneidad en la vitivinicultura argentina.
Somos parte del patrimonio y la riqueza de nuestra tierra. Somos orgullo, logros y una calidad y excelencia irrenunciables en todos nuestros productos, hoy y mirando al futuro.
Situados en nuestro histórico terruño de San Rafael y en el Valle de Uco, provincia de Mendoza, somos la bodega patrimonio de la Argentina, reconocida mundialmente por nuestra larga trayectoria elaborando vinos y espumantes de excelencia.
Bodegas Bianchi es hoy una marca global con presencia en más de 40 países representando los valores y la calidad del vino argentino en todo el mundo.
El terroir de Valle de Uco es un hito para Bodegas Bianchi por que marca el inicio, el primer movimiento de nuestra estrategia de marca global. Es el crecimiento natural de nuestra historia de más de 90 años en la búsqueda de nuevos sabores para el mercado local e internacional.
Convertirnos en una de las Bodegas Argentinas más reconocidas como marca global, honrando su identidad familiar y calidad enológica, construyendo su futuro con la pasión y compromiso de sus colaboradores para entregar valor de forma continua a sus consumidores y a todo el ecosistema de la compañía, de manera sustentable e impulsados por la innovación continua
En 1887 nació en Italia Valentín Bianchi, dando inicio a la historia y la tradición de Bodegas Bianchi. Con solo 23 años, en 1910 su joven audacia lo impulsó a dejar atrás la pequeña localidad de Fasano y emprender viaje a la Argentina, más precisamente a San Rafael, en la provincia de Mendoza. Hombre culto, maestro de profesión, poseedor de una impecable caligrafía inglesa que le valió el apodo de “el gringo de la letra bonita” y un sólido espíritu emprendedor, don Valentín comenzó a idear su proyecto de vida en estas latitudes.
En 1928, luego de años de esfuerzo y perseverancia, logró concretar uno de sus más grandes sueños: tener un viñedo propio e inaugurar una bodega a la que llamo El Chiche, “la pequeña bodega de los grandes vinos”.
La vocación incansable de don Valentín nunca se apagó. Dispuesto a hacer los mejores vinos del país, importó cepas europeas y las adaptó a las características climáticas y orográficas de la región de San Rafael. Así, poco a poco, fue forjando una bodega familiar cuyo nombre se convertiría en un auténtico patrimonio de la Argentina: Bodegas Bianchi.
El legado de don Valentín continuó con su hijo, don Enzo Bianchi, quien supo codificar aquel primer pensamiento de su padre y asentó otro de los grandes pilares de la bodega: la búsqueda constante de innovación y de la más alta calidad en sus vinos. Intrépido y rupturista, fue el creador de tintos y blancos vanguardistas que marcaron tendencia en el estilo de los nuevos ejemplares argentinos. De su conocimiento y su intuición nacieron Don Valentín Lacrado y Bianchi Particular, entre otras etiquetas emblemáticas de la vitivinicultura nacional.
Asimismo, fue don Enzo quien tuvo la visión de trabajar en familia junto con sus hijos y primos, enseñándoles el camino para continuar juntos con el negocio heredado. Su espíritu audaz y su generosa entrega volvieron a ponerse de manifiesto cuando, a sus 70 años, recorrió California y Europa acompañado por sus hijos para ver “cómo hacen vino los que saben” en su tierra natal, y trasladó esa arquitectura a Mendoza para fundar en 1995 su revolucionaria champañera, que en poco tiempo convirtió a San Rafael en un polo enoturístico. Actualmente esta innovadora bodega es visitada por más de 55 mil turistas al año.
Los tres hijos de don Enzo –Valentín, Raúl y Sylvia– junto a sus primos, los Stradella, forjaron esta gran familia del vino y continuaron el legado del fundador elaborando varietales de alta calidad que han sido reconocidos y premiados internacionalmente. En la actualidad, con más de 90 años de historia tejidos por cuatro generaciones, la familia Bianchi mantiene intactos los valores de sus antepasados. Sus vinos respetan la herencia de don Valentín y resaltan las bondades de los terruños de San Rafael y Valle de Uco.