Carne y vino: el gran acuerdo argentino #Maridajes

Si hablamos de tradiciones gastronómicas argentinas, la primera que viene a la mente es, sin dudas, el asado pero, ¿qué decir entonces del vino? 

Si hablamos de tradiciones gastronómicas argentinas, la primera que viene a la mente es, sin dudas, el asado: la excusa perfecta que convoca a todos los sentidos a reunirse alrededor del fuego, entre amigos o bien en familia. ¿Qué decir, entonces, del vino? Es lisa y llanamente la bebida nacional y un acompañante inmejorable para la carne a la parrilla.

Si bien son muchos los tintos de distintas variedades y segmentos de precio que armonizan con el asado como no lo hace ninguna otra bebida, es importante destacar que, hilando más fino, existe un estilo de vino adecuado para cada una de las instancias que son protagonistas de esta celebración gastronómica. Es que el asado, nuestra preparación patria, también es un menú de pasos, donde se sirven distintos platos (achuras, embutidos, ensaladas, guarniciones varias, cortes más o menos magros, carnes blancas y rojas) que tienen diferentes sabores y texturas. Por eso, cada uno de los cortes integrantes de la parrilla merece tener un acompañante ideal; un vino a su medida.

Si bien el maridaje es una experiencia sumamente subjetiva, aquí destacamos algunas cuestiones que incrementan –aún más– el disfrute de un asado:

  • Si el ritual comienza con la clásica picada, se puede dejar de lado el mítico vermú para darle paso a un vino liviano, amable e informal. Una gran alternativa para dar inicio a la comida es el L10 by Bianchi Malbec Premium, un Malbec ágil y con muy buena expresión frutal que acompaña de maravillas esta primera etapa de la comida.

  • Una vez iniciado el asado propiamente dicho, con las achuras y provoletas en la mesa, lo mejor es optar por un Chardonnay con paso por roble, como el Famiglia Bianchi Chardonnay, ya que su acidez persistente resalta los atributos de estos alimentos ricos en grasas al tiempo que equilibra la sensación untuosa que dejan estos bocados en el paladar.

  • Luego, para los cortes más magros, como el lomo o el cuadril, lo mejor es elegir vinos jugosos, con predominio de fruta y con taninos más redondos, como el Gran Famiglia Bianchi Malbec, que iguala con sabor y elegancia las características de estos cortes jugosos.

  • Asimismo, para acompañar aquellos cortes con mayor contenido graso, como la entraña o el bife de chorizo, son ideales los tintos con más taninos y crianza en madera, ya que los taninos son los responsables de limpiar la sensación grasa que dejan estas carnes en el paladar. Por su fuerza, su enjundia y su carga tánica, Bianchi Particular Cabernet Sauvignon es, sin dudas, un vino ideal para este paso.

  • Por último, quienes gusten de las carnes maduradas y con sabores complejos encontrarán en el Enzo Bianchi Gran Corte un compañero ideal por su elegancia, sutileza y sofisticación. Una combinación inmejorable.