Espumantes: Guía Definitiva

Diciembre: el mes de los espumantes por excelencia

Con las fiestas de Navidad y las celebraciones de Fin de Año, diciembre es el mes de los espumantes por excelencia. Este marco festivo y el comienzo del verano es el momento perfecto para relajarse y reunirse entre amigos, familiares y compañeros de trabajo ¿Qué mejor, entonces, que hacerlo con una copa burbujeante?

¿Qué son los espumantes?

Los espumantes son vinos que realizan una segunda fermentación al vacío -en la botella o en tanques de acero inoxidable- e incorporan el gas carbónico de esa segunda fermentación en forma de sus burbujas características. 

Las variedades con las que se elaboran los emblemáticos Champagne en Francia son Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. Al igual que en el Viejo Mundo, en Argentina las variedades más usadas son el Chardonnay y el Pinot Noir, sin embargo, también existen ejemplares de Semillón, Malbec y Cabernet Sauvignon.  

Historia de los vinos con burbujas

Los orígenes de estos vinos nos remontan a los fríos valles de la región de Champagne, en Francia, de la que toma el nombre el más famoso de los espumantes. Allí, tras la caída del Imperio Romano en el año 476 y la expansión del cristianismo, los viñedos pasaron a estar bajo el custodio de los religiosos y la uva comenzó a cultivarse junto a los conventos, que necesitaban de sus frutos para elaborar el vino de la misa. 

Uno de los conventos más importantes fue la abadía de la comuna de Hautvillers, que entre 1668 y 1715 tuvo un responsable de bodega que dio los primeros pasos en la elaboración de lo que más tarde se conocería como Champagne: Dom Pierre Pérignon. Este monje fue un estudioso de las vides que no sólo perfeccionó la manera de cosechar las uvas, sino que comenzó a indagar sobre otro aspecto que acechaba a los productores de la región: una vez que los vinos eran envasados, en algunos de ellos aparecían burbujas que, muchas veces, hacían saltar los tapones y hasta estallar las botellas. Esta bebida, que agradaba desde el primer sorbo e hizo a su creador exclamar en 1690 la célebre frase “¡Estoy bebiendo estrellas!”, era nada más y nada menos que el Champagne, uno de los vinos más famosos del mundo.

Si bien muchos atribuyen a Dom Pérignon la creación del método tradicional de elaboración de espumantes, lo que realmente hizo este monje francés fue perfeccionar de manera intuitiva un procedimiento (la segunda fermentación en botella) que ya se daba espontáneamente en la mayoría de los vinos de la región. 

¿Cómo se elaboran los espumantes?

Existen distintos procedimientos para generar las burbujas en un vino, sin embargo, los más utilizados son dos: el Charmat y el Champenoise. Si bien comparten gran parte del proceso de elaboración, difieren en el recipiente en el cual el vino realiza su segunda fermentación; por lo tanto, darán estilos de espumantes distintos entre sí. 

  • Charmat: En este método, el vino realiza su segunda fermentación en tanques totalmente herméticos y preparados para resistir la presión que genera el gas carbónico.
  • Champenoise o Tradicional: La segunda fermentación sucede en el interior de las botellas, cerradas con tapa corona y acomodadas en la bodega en posición horizontal. 

Características de los espumantes

El método de elaboración determina el estilo de espumante que se obtendrá. En el caso del Champenoise se generan aromas secundarios propios de la fermentación en botella: pan tostado, brioche, turrón, café, vainilla y chocolate blanco. En el Charmat, como en el tanque hermético no hay oxigenación, se conservan la frescura y la intensidad de la fruta del vino base. Este tipo de espumantes tiende a mantener sus notas cítricas, frutales y florales.

Asimismo, todos los espumantes –independientemente del método- se dividen en categorías dadas por la cantidad de azúcar que contiene cada ejemplar: Nature, Brut Nature, Extra Brut, Brut, Demi Sec y Dulce. Mientras que los Nature presentan menos de 3 gramos de azúcar por litro, los Dulces tienen más de 40.

¿Con qué maridar los espumantes?

Por su versatilidad, los espumantes permiten acompañar una comida desde el aperitivo y la entrada hasta el plato principal y el postre.
Definitivamente, es una de las mejores bebidas para armonizar mariscos crudos o cocidos, sushi, ceviche, trucha y salmón. Del mismo modo, las burbujas son perfectas para combinar con postres a base de frutos rojos, helado y chocolate.  

5 tips para el consumo de espumantes

  • Los espumantes se beben bien fríos, pero nunca helados. La temperatura ideal es entre 6 y 8°C para los ejemplares más jóvenes, y 10°C para los más maduros y complejos; ya que más fríos resultan más frescos pero menos expresivos.

  • Estos vinos se suelen beber en copas “tipo flauta”, ya que su cáliz estilizado se agranda en la base para que el espumante se exprese sin perder temperatura y se vuelve a achicar en la boca para que los aromas se concentren y el gas carbónico no se pierda.

  • Se recomienda no decantar un espumante, ya que podría perder gran parte de sus burbujas. Para los consumidores que desean aromas más sueltos, lo mejor es servirlo en una copa de vino blanco, donde la bebida se abrirá y la temperatura ambiente incrementará los aromas.

  • Un accesorio ideal para enfriar el espumante y mantenerlo a la temperatura adecuada durante el servicio es la frapera o champañera. 

  • A la hora de elaborar un cóctel con espumantes no se debe mezclar las burbujas con muchos ingredientes en un mismo trago, ya que si se lo rebaja demasiado inevitablemente perderá espuma. Lo mejor siempre es respetar el protagonismo del espumante en un 70 u 80%.

    Nuestros recomendados para estas fiestas

    • Los Stradivarius de Bianchi Extra Brut Cabernet Sauvignon: Elaborado a partir del método Champenoise, es un vino con burbujas delicadas y persistentes que seduce con sus aromas a frutas tropicales y nueces tostadas, producto de sus 5 años de guarda en botella. 

    • Famiglia Bianchi Extra Brut: Es seductor, con aromas a jazmín, durazno blanco y minerales. Tan intensa es su expresión floral y frutal que su leve paso por roble queda apenas perceptible, logrando así un perfecto equilibrio.

    • Bianchi Extra Brut: Sus delicadas burbujas hacen aflorar los aromas a frutas tropicales y levaduras. En boca es la conjunción perfecta entre amabilidad, redondez y acidez que invita a seguir brindando.

    • Bianchi Extra Brut Rosé: Se distingue por su intenso color cereza y sus aromas a grosellas y ciruelas maduras. De expresión floral y frutal, con toques de pan, frescura equilibrada y cremosidad.