Terruño: Concepto Medular del Vino

Existe un concepto en particular que tiene gran importancia en la actualidad vitivinícola: el terruño.

Terruño o terroir: ¿Qué importancia tiene?

Todo aficionado al mundo del vino está familiarizado con palabras como viñedo, barrica y cepajes, entre muchas otras que, con el correr del tiempo, pasan a formar parte del vocabulario de los consumidores. Sin embargo, hay un concepto en particular que tiene gran importancia en la actualidad vitivinícola: el terruño.

Es que, si hay algo que tiene una incidencia trascendental en el carácter de un vino, eso es la interacción del suelo, el clima, la situación geográfica, la variedad de la uva y la intervención del viticultor, cinco elementos fundamentales que conforman este concepto tan importante para entender un vino.

¿Qué es el terruño?

El terruño donde crecen los viñedos es el que define el carácter y la identidad de los vinos que se elaboran a partir de sus uvas. Este concepto no refiere únicamente a un sitio determinado; sino que lo excede por mucho. Es, más bien, la construcción que a lo largo de los años una zona y su gente logran hacer de ese lugar. Esto quiere decir que una finca recién plantada y trabajada correctamente a nivel agronómico no basta para conformar un terruño; debe haber una regularidad a lo largo de los años que haga de esa zona algo reconocible a través del color, los aromas y los sabores de sus frutos y vinos.

El hecho de que una misma variedad vinificada de igual forma en diferentes zonas geográficas de como resultado ejemplares tan distintos entre sí, sólo se puede explicar mediante la influencia del terroir. Bajo este concepto se engloba la interacción de varios factores condicionantes que son los que van a conformar el carácter, la expresión y la personalidad al vino.

¿Cuáles son los elementos que conforman el terruño?

  •   El suelo: En un determinado perfil subterráneo la vid crece y se alimenta con distintos nutrientes, que según su composición darán uvas de características diferentes. Los suelos ideales para el crecimiento de los viñedos son los denominados “pobres”, con una fertilidad media a baja, escaso contenido de materia orgánica y buen drenaje de agua. Los componentes más comunes en los suelos son: rocas, arena, limo y arcilla, entre otros, y la presencia o ausencia de cada uno es determinante para definir la calidad y la identidad del vino.

  •  El clima: Comprende las temperaturas, la amplitud térmica, las horas de insolación y las lluvias. Un entorno climático adecuado es fundamental para obtener madurez en las uvas y un correcto equilibrio entre azúcar y acidez. La diferencia entre la temperatura diurna y nocturna (amplitud térmica) también ejerce una gran influencia sobre la síntesis y la concentración de los componentes cualitativos de los frutos.

  • Situación geográfica y topografía: Las laderas, colinas, montañas y demás accidentes geográficos y topográficos de una región vinícola también hacen al carácter del vino, ya que son capaces de modificar, acentuar o reducir las incidencias climáticas.

  • Las cepas: Las variedades europeas para vinificación pertenecen al género de las Vitis y a la especie viníferas. Estas cepas le otorgan al vino su carácter varietal, y son determinantes para definir el aroma, el sabor y la textura que tendrá.

  • Las labores culturales: El trabajo humano en el viñedo a lo largo de los años puede potenciar o desaprovechar lo que el suelo, el clima y las cepas le entregan. Las acciones que se efectúan en las viñas tienen una incidencia directa y decisiva sobre la calidad final de la uva, y en consecuencia, del vino.

¿En qué afecta el terruño al vino?

Históricamente ligado al carácter y la unicidad de los vinos, el terruño es la base de la identidad de tintos y blancos, algo que es tan importante como la calidad.

Una parcela determinada de la finca con un perfil de suelo, un microclima y un trabajo humano particular crea, con el correr del tiempo, un entorno productivo donde crece una fruta específica para elaborar un vino único. Esta es una de las grandes maravillas de la vitivinicultura: el lugar donde nace y la mano del hombre otorgan tintos y blancos irrepetibles.

Asimismo, los elementos que conforman el concepto de terruño están íntimamente relacionados con la sanidad de las vides. Por ejemplo, factores como la escasez de lluvias y las brisas secas nocturnas, traducidas en una baja humedad relativa media anual, mantienen a las plantas sanas, naturalmente libres de hongos y pestes.

¿Qué son los vinos de terroir?

Los vinos de terruño son producto de un estudio del entorno de cada parcela específica en donde se encuentran plantados los viñedos. Y ahí parece estar la clave: cada cepa tiene un lugar acotado que la acogerá de alguna manera u otra, y eso es lo que los enólogos buscan identificar y descifrar, concentrándose en pequeños lotes o parcelas.

Todas estas regularidades naturales y humanas, mantenidas a lo largo de los años, dan un estilo de vino particular con un cierto tipo de identidad. El vino de terruño tiene que ver con un entorno determinado y con un saber hacer producto de la experiencia de años, que da como resultado ciertos aromas y sabores que atraviesan los vinos de una zona, que le otorgan unicidad e identidad al vino de un lugar.

Un tinto o blanco que refleja su terruño es un vino que habla de su zona, de sus características y de su gente, de la manera única e irrepetible que tienen los hacedores de un sitio determinado para elaborarlo.

Cinco claves de los vinos de terruño

  1.  Expresan su lugar de origen.
  2. Tienen el carácter de la zona en la que nace.
  3. Son genuinos e irrepetibles.
  4. Poseen un valor agregado que es su unicidad.
  5. Tienen trascendencia en el tiempo.