Variedades de Uva: ¿Qué vinos pueden hacerse con ellas?

A primera vista, los vinos se diferencian por su color y por la ausencia o presencia de gas carbónico.

Variedades de uva

A primera vista, los vinos se diferencian por su color y por la ausencia o presencia de gas carbónico en forma de burbujas; así quedan identificados bajo grandes categorías según sean blancos, rosados, tintos o espumantes. Sin embargo, más allá de su apariencia e incluso del estilo de vino en cuestión (jóvenes, de guarda, de alta gama, entre muchos otros) la gran división entre los distintos ejemplares está dada por la variedad de la uva.

La cepa es la encargada de otorgarle a un vino las características organolépticas que lo definen y lo distinguen de otros aparentemente idénticos. En pocas palabras, los cepajes son los grandes dadores de identidad, los que despliegan en cada ejemplar ese bouquet sensorial tan cautivante.

 

¿Qué variedades de uva se cultivan en Argentina?

En Argentina, casi todas las variedades finas que se elaboran y consumen son europeas, sin embargo, hay regiones en donde cada cepa se da mejor que en otras. Cada uno de los cepajes se adapta y se expresa de distintas maneras dependiendo de cada uno de los elementos que hacen al terroir: el suelo, el clima, la altitud, la topografía, y por supuesto, la forma en que se vinifica.

Tan determinante es el terruño que en algunas regiones productoras ciertas cepas alcanzan un potencial único, como el caso del Malbec en Mendoza o el Torrontés en Salta.

¿Cómo son los vinos que se elaboran con cada cepa?

  • Malbec: Es la variedad perfecta para los distintos terruños argentinos. Es de corazón dulce, tiene una acentuada dulzura interna y gran color. Si se lo elabora correctamente, es sedoso y de taninos redondos. Sus aromas remiten a frutos rojos, aunque también son especiados y florales. Dependiendo del ejemplar, recuerda a la violeta, la menta y el clavo de olor.

  • Cabernet Sauvignon: Es la variedad más importante y cultivada del mundo, la “reina de las cepas tintas”. Sus vinos tienen cuerpo, estructura, músculo y fuerza. Los aromas principales de este cepaje son las notas a pimiento y a cassis: es un vino dulce-especiado. Además, puede expresar notas a otras frutas como ciruelas, cerezas y moras. Un Cabernet Sauvignon de calidad es amable, con taninos suaves y con mucho cuerpo, voluptuoso.

  • Merlot: Es una variedad no tan corpulenta ni voluptuosa como el Cabernet Sauvignon, pero tiene una gran personalidad y se ha adaptado muy bien a las zonas frías lejos de su Francia natal. Otorga vinos frutales, más suaves y sutiles que contundentes. Además, es muy utilizada para cortes o blends.
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  • Cabernet Franc: Es una variedad muy especial, cuyos vinos por momentos recuerdan al Cabernet Sauvignon, aunque con un perfil un poco más herbáceo. Es delicado y rústico a la vez. Se distingue por sus notas a fruta fresca, principalmente ciruelas y cerezas, y su rusticidad característica. Sus vinos son amables y equilibrados.

  • Petit Verdot: Presenta notas a violetas y mermalada de ciruelas, que en el caso de los vinos reserva se complejizan con aromas a vainilla y tabaco aportados por el roble. Sus vinos se distinguen por un buen volumen de boca y taninos firmes que aseguran un final prolongado.

  • Chardonnay: Según como se lo trabaje, el Chardonnay puede desarrollar un acentuado perfil tropical o uno más mineral. De ambas maneras, sus aromas remiten a la lima, la mandarina, el melón y los minerales. En cualquiera de sus versiones este cepaje toca todas las papilas gustativas e impregna la boca con su sabor. El paso por madera de esta variedad es interesante, ya que le aporta un pequeño porcentaje de taninos.

  • Torrontés: Es la única variedad autóctona de la Argentina, una cruza entre la uva Moscatel de Alejandría traída de España y la criolla norteña. Es un cepaje muy intenso y agradable en nariz que se caracteriza por su gran equilibrio entre las notas florales y frutales. En boca es sumamente frutal, expresivo y muy ligero.

  • Semillón: Sus vinos son de color amarillo dorado con reflejos brillantes. Se distinguen por su complejidad y sus aromas a miel, cáscaras de cítricos y frutas almibaradas. Por sus características, es una variedad muy utilizada para elaborar ejemplares dulces.

  • Viognier: Son vinos seductores, con fragancias florales y frutales en las que se destacan las notas de jazmín y durazno blanco. Blancos frescos, de un carácter varietal único que se amalgama con sus notas minerales. En boca es potente, con una acidez refrescante y muy buen cuerpo.

¿Cómo reconocer cada una de las uvas?

Las distintas uvas se diferencian tanto por la forma, el color y el tamaño de sus racimos, bayas y hojas, como por la compactación entre los distintos frutos. Así, las uvas tintas pueden ir del color violáceo al negro-azulado y las blancas del amarillo al verde claro; ambas pueden presentar racimos de mayor o menor tamaño con más o menos densidad de uvas y compactación entre los frutos.

Una vez convertidas en vino, las distintas variedades se distinguen por sus aromas, texturas y sabores que otorgarán características diferentes a los vinos de acuerdo al terruño en el que hayan sido cosechadas.

¿Cuántas variedades de uva hay en el mundo?

Según la obra “Wine grapes” de Jancis Robinson (crítica de vinos, Master of Wine, periodista y editora), en el mundo existen alrededor de 10.000 variedades de uva.

Sin embargo, en este prestigioso tomo solo se describen y analizan las 1.368 cepas con las que se elaboran vinos en algún rincón de los cinco continentes. Es decir, que este número es el que corresponde a las variedades que se vinifican en la actualidad. 

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