Día Mundial del Malbec: dos terruños, dos identidades
Publicado el: 17 de abril, 2024
Al interés por conocer Caminito, transitar por la Avenida 9 de Julio, pasear en lancha por el Tigre, comer un rico costillar a las brasas en una estancia de la pampa húmeda, deleitarse con el tradicional dulce de leche o asistir a un fervoroso partido de fútbol en alguno de nuestros míticos estadios, los turistas sumaron algo otrora impensado: degustar los mejores Malbec del mundo.
Es que este cepaje original del sudoeste francés encontró definitivamente su hogar en cada una de nuestras regiones vitivinícolas, con epicentro en la provincia de Mendoza.
La palabra Malbec nos lleva a pensar en la Argentina. En vinos con estirpe, carácter y personalidad bien determinada. Esta uva es nuestra bandera, nuestro símbolo. Nos representa con orgullo en todos los rincones del planeta, donde es apreciada por las características organolépticas adoptadas en los confines de Sudamérica.
Nativa de la región gala de Cahors, donde se la denomina Cot o Auxerrois, la Malbec, sufrió a fines del Siglo XIX la inclemencia de la filoxera, que dañó un sinfín de viñedos europeos. Allá por el año 1877, los viñedos de Cahors quedaron absolutamente devastados. Y, por si fuera poco, en 1956 una helada destruyó buena parte del Malbec que aún se cultivaba y, al replantar, se utilizó Cabernet Sauvignon. He aquí la razón principal de la caída de la cepa en esta región.
¿Cómo llegó el Malbec a la Argentina?
En el año 1853, desembarcó de la mano del Ingeniero Michel Aime Pouget, mezclada entre otras uvas francesas, por pedido especial del entonces presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento. Finalmente, esas vides fueron plantadas en la provincia de Mendoza.
Durante ese mismo año (trascendental, por cierto), más precisamente el 17 de abril, se presentó un proyecto ante la Legislatura Provincial, con el objetivo a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. El proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes el 6 de septiembre. He aquí la razón por la que celebramos el Día del Malbec. Es un sentido homenaje a este cepaje europeo que se nacionalizó argentino y desde el extremo sur conquistó el mundo entero.
De todos modos, no fue hasta mediados de la década de 1990 que el Malbec tomó impulso definitivo en la Argentina. A partir de allí, en un contexto de reconversión de los viñedos e incipientes exportaciones, su crecimiento fue imparable, obteniendo importantes premios en prestigiosos concursos nacionales e internacionales. Tal fue el desarrollo del cepaje que, actualmente, los críticos más avispados afirman que posee mayor calidad en esta región que en Francia.
Dime en qué región estás y te diré qué Malbec eres
Malbec es una uva que, en “modo macro”, en nuestro país brinda vinos de cuerpo medio, con taninos dulces y sedosos, con marcadas notas de frutos rojos y florales. Sus notas aromáticas nos recuerdan a frutas como la ciruela, el cassis, guindas, frutillas y violetas. La crianza en barricas aporta notas de cuero, vainilla, coco, café y chocolate.
En cada una de nuestras regiones vínicas, Malbec da vinos elegantes, refinados, fáciles de beber, que pueden ser tomados jóvenes o, incluso, con buen añejamiento. Versátil por naturaleza, es el cepaje preferido de todos los argentinos.
Lo cierto es que, más allá de estas características intrínsecas, propias de la uva, hoy tiene gran preponderancia el terroir. Es decir, el pago, el lugar, en el que influyen el suelo, el clima, la longitud y la latitud. Todo ello tiene incidencia directa en el carácter del vino.
De este modo, según la región, el Malbec se expresará de un modo muy particular, a tono con el microclima del terruño en el que se encuentra.
Dentro de la provincia de Mendoza, de donde provienen los multipremiados exponentes con reconocimiento internacional, las zonas de San Rafael, histórica y plena de tradiciones, y Valle de Uco, nueva y con infinito potencial, son un ejemplo claro de la diversidad del Malbec.
Por un lado, San Rafael es el “corazón de Mendoza”. Inmerso en el Oasis Sur, se caracteriza por atesorar suelos arcilloso-arenosos, conformados por sedimentos aluvionales y ricos en calcio. La altitud media oscila entre los 600 y los 800 metros sobre el nivel del mar y su clima continental favorece una pronunciada amplitud térmica entre el día y la noche, que favorece una madurez equilibrada de los frutos.
Además, el río Diamante y la copiosa nieve de la Cordillera de los Andes aportan a los viñedos un gran caudal de agua de riego sana y cristalina. Así, las vides de San Rafael gozan de una sanidad excepcional.
Por otra parte, el Valle de Uco, que creció con creces en el último decenio, sobresale por un terroir compuesto por suelos pobres y de formación aluvial, en los que hay mayor presencia de piedras e, incluso, carbonato de calcio, que en otras zonas de Mendoza. La presencia de las piedras es óptima para el desarrollo de vides y uvas sanas.
Otra característica específica son las prolongadas horas de insolación y la gran amplitud térmica entre el día y la noche, factor que fomenta el crecimiento equilibrado de las vides. Las plantas implantadas en este valle son regadas con agua pura y cristalina, proveniente del deshielo de la Cordillera de los Andes.
¿Qué diferencias encontramos, entonces, entre los Malbecs de San Rafael y Valle de Uco?
Si bien en términos climáticos encontramos terruños semejantes, San Rafael es la región más austral de Mendoza, mientras que Valle de Uco se distingue por la composición pedregosa de sus suelos. En ambos casos, los Malbec se caracterizan por tener una identidad propia y un carácter bien típico.
En San Rafael, los vinos no son tan verticales o directos como los del Valle de Uco, que tienen más tensión por su aporte pedregoso y mineral. Sin embargo, en este terroir los Malbec son más tersos, sedosos y redondos. Son vinos muy elegantes y con gran potencial de guarda. En términos generales, estos exponentes se apoyan en la expresión frutal y especiada, con buen cuerpo y ancho en boca.
Además de ser más tensos, los Malbec del Valle de Uco son ágiles, finos, elegantes y de muy buen cuerpo en boca. Tienen una frescura natural que no pasa desapercibida, un toque de acidez y notas minerales que los hacen únicos.
Nuestro Malbec recomendado del Valle de Uco es Gran Famiglia Bianchi 2021. Excelso exponente de Los Chacayes, en vista se destaca por su gran intensidad de color e increíbles destellos violáceos, mostrando su potencia y vivacidad. En nariz presenta aromas intensos, sobresaliendo la frescura y aromas de frutos rojos, como cerezas y ciruelas frescas, en tándem con notas especiadas y florales, balanceadas con la vainilla y el chocolate negro adquiridos durante su crianza de 10 meses en roble francés. De ingreso dulce en boca y muy buen cuerpo, es un vino carnoso, de imponente estructura y complejidad. Tiene acidez equilibrada, que le permite expresar su exquisita frescura, y taninos redondos. Un vino en condiciones de ser bebido hoy, pero con un potencial de guarda excepcional.
De San Rafael, seleccionamos Finca Los Primos Malbec 2023. De color violáceo intenso de matiz muy atractivo, en nariz presenta aromas a frutas rojas y maduras, acompañadas por un toque floral a violetas que caracterizan al Malbec de esta región. Con mucha tipicidad varietal, este exponente nos sorprende por una entrada de boca dulce con taninos redondos, perfectamente balanceado desde una estructura media, gran frescura y elegancia.
Para celebrar este 17 de abril, les sugerimos estos dos imperdibles ejemplares, cada uno con su propio estilo y personalidad, que prometen deleitar a los amantes del vino en distintas ocasiones. ¡A brindar por nuestra cepa más emblemática!
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