Oro líquido milenario y saludable

El aceite de oliva es un producto cada vez más complejo y de mayor calidad en la Argentina y esta íntimamente ligado con el vino. 

Desde su uso cosmético en la Edad Antigua, a ser parte fundamental de la dieta mediterránea por sus beneficios saludables, el aceite de oliva es un producto cada vez más complejo y de mayor calidad en la Argentina.

 

La estrecha relación que atesoran el aceite de oliva y el vino es tan añeja como la Historia.  Desde tiempos remotos de la Antigüedad, los romanos, que ocuparon entre otros pagos la península ibérica, propiciaron que estos productos tuviesen un lugar de privilegio en la dieta mediterránea, devenida en patrimonio cultural de la humanidad según la UNESCO.

 

En paralelo, esta civilización que supo conquistar casi todo el continente europeo y parte de Asia, impulsó con creces la elaboración y el consumo de aceites y vinos. Ambos productos fueron reseñados por diferentes autores en numerosos textos antiguos, siendo La Biblia el más conocido. Allí, ya se referenciaban los usos medicinales y religiosos del mosto de las aceitunas, mientras que el vino se producía con fines más hedonistas y bacanales que místicos.

 

Lo cierto es que el aceite de oliva y el vino están íntimamente ligados y han influido a través de los siglos de manera muy significativa en la cocina actual, llegando a todas las latitudes del mundo.

 

Si nos metemos de lleno en el “oro líquido” (así se conoce tradicionalmente al aceite de oliva), es fundamental destacar sus múltiples beneficios para la salud (al igual que el vino). Su consumo es saludable, rico, nutritivo y previene enfermedades.

 

Por un lado, contiene polifenoles que inhiben la acción del colesterol malo sobre el cuerpo, propician un incremento de los niveles de colesterol bueno y reducen el riesgo de sufrir hipertensión arterial.

 

Entre otras bondades, el aceite de oliva previene el cáncer de mama, pues tiene vitamina E y antioxidantes. Además, entre las grandes virtudes fija el calcio en los huesos, mejora el proceso digestivo y alivia numerosas dolencias.   

Por si fuera poco, reduce la aparición de la trombosis y la diabetes, cuida el corazón con sus propiedades antiinflamatorias, evita que se dañe la piel y disminuye el índice de masa corporal, ayudando a bajar de peso a aquellas personas con problemas de obesidad.

 

En la Argentina, cada vez más se elaboran aceites de oliva Premium. Es un mercado complejo, en pleno crecimiento, que apunta a la máxima calidad. En busca de conquistar paladares locales e internacionales, las propuestas se multiplican.

 

Una de las apuestas más salientes, con marcada herencia italiana, es la de la nuestra  bodega, que desembarca con 4 variedades de aceite de oliva extra virgen: Arauco, Arbequina y dos blends (uno orgánico) de Arbequina, Arauco y Frantoio.

 

Al igual que en el mundo del vino, en el aceite de oliva también se habla de varietales. Cada uno, con sus propias características organolépticas, aporta un sinfín de sensaciones en vista, nariz y boca.

 

La variedad Arauco (sería similar a nuestro Malbec) fue introducida en América del Sur por los conquistadores españoles. Conocida en estas tierras como Criolla, sobresale por su amplio abanico aromático, con marcadas notas a tomate y a pasto recién cortado. Brinda aceites de sabores frutados, complejos e intensos, con sutiles dejos amargos y picantes según su punto de madurez. Esta variedad se caracteriza por su “Fruttato Intenso”.

 

Por su parte, la Arbequina, de origen catalán, simboliza el equilibrio, la armonía perfecta. Sus aromas delicados, en tándem con refinadas notas herbáceas, de banana y de otros frutos maduros le dan una impronta especial. Calificado como “Fruttato Leggero”, los Arbequina son armoniosos, suaves, ligeros y dulces, casi siempre almendrados.

 

Asimismo, la Frantoio, que integra los blends de la propuesta de Bianchi, está catalogada como “Fruttato medio”. Sus notas dulces, matices amargos y picantes, nos recuerdan a la hierba fresca, el tomate, la manzana, el romero, el apio y la almendra, dejando un final fino y aterciopelado.

 

Cada varietal tiene su impronta y brinda a los aceites un carácter único, muy bien definido, expresando todas las virtudes organolépticas del fruto. 

 

Bajo la marca Famiglia Bianchi, nuestra bodega no solo juega un pleno con sus vinos de alta gama, sino que ahora también incursiona en las sofisticadas propuestas de aceite de oliva extra virgen, a partir de 4 opciones pensadas para cautivar los paladares sibaritas más exigentes.