Maridajes con Espumantes

En los últimos tiempos, los espumantes ganaron cada vez más lugar en las distintas instancias de una comida. 

En los últimos tiempos, los espumantes ganaron cada vez más lugar en las distintas instancias de una comida. Si bien las burbujas solían ser reservadas para el momento del brindis, su versatilidad y diversidad de estilos las fue convirtiendo en protagonistas desde el aperitivo hasta el postre.

¿Cómo conviene maridar los vinos espumantes?

A la hora de pensar en las posibles combinaciones para maridar con una bebida tan particular, es imposible dejar de lado que se trata de uno de los vinos más versátiles del mundo y que hay muchos estilos diferentes, más allá de que todos mantienen ciertas características en común: son frescos, de acidez elevada y alcohol moderado y, lógicamente, tienen burbujas que aportan una textura inconfundible.

Si bien es cierto que antes de comenzar a indagar sobre los distintos maridajes entre burbujas y comidas hay que reconocer ciertos detalles de la etiqueta y el plato en cuestión, es indispensable estar abierto a probar nuevas combinaciones y atreverse a ir más allá en la búsqueda del gusto personal.

¿Qué factores debemos de tener en cuenta en el maridaje de vinos espumosos?

Una de las grandes características que tienen los espumantes es su versatilidad, la que permite que se pueda servir para acompañar un menú de principio a fin. 

El principal factor que hay que tener en cuenta al momento de elegir el maridaje perfecto es la tensión que presenta entre la frescura, la fruta, los aromas de las fermentaciones, el alcohol moderado y las burbujas finas pero explosivas en la boca. Todos esos atributos lo convierten en el acompañante perfecto para una infinidad de platos.

 

¿A qué instancia gastronómica corresponde cada estilo de vino espumante? 

Los distintos momentos de una comida pueden ser realzados por un espumante. A continuación, proponemos una guía de maridajes:

  • Aperitivo: El momento del aperitivo es la instancia que tiene lugar antes de empezar una comida, ya sea en la intimidad del hogar o en un restaurante. La acidez del vino y otras bebidas genera en la boca una salivación por estimulación de las papilas gustativas que hace que el apetito se abra. Por sus niveles de acidez, el espumante es sumamente adecuado como aperitivo, principalmente los de estilo seco, con poca azúcar, como Bianchi Extra Brut

    En general, como aperitivo se prefieren los espumantes con foco en la fruta en los que lo efímero de la burbuja se combina con la liviandad de sabor. En este momento del encuentro, lo importante es que la fusión de aromas y sabores realce los bocados de un cocktail o brindis inicial, como las bruschettas con jamón, los tomates con mozzarella y albahaca o alguna preparación escabechada. 

  • Entrada: Las alternativas para elegir la entrada o primer paso de un menú son sumamente variadas. Si la entrada es un ceviche, un tiradito o sushi, es posible continuar con la misma etiqueta del aperitivo o un espumante Brut Nature, como Famiglia Bianchi Brut Nature. Para las preparaciones más intensas, con masa phillo, hojaldre o frituras, el vino agrega una sensación de limpieza en el paladar y frescura remarcada por la acidez y las burbujas. En este caso, los espumantes Reserva o con un largo tiempo de crianza sobre lías “barren” mejor la sensación grasa del paladar, como Los Stradivarius de Bianchi Extra Brut Cabernet Sauvignon

    Un caso bastante curioso es el del caviar, ya que a pesar de ser un maridaje clásico tiene amantes y detractores. Los segundos reniegan del sabor metálico que puede resultar de la combinación y la sensación dulce que produce en la bebida. Por su parte, los amantes de este acuerdo coinciden en que sólo un gran espumante con sabores minerales, acidez elevada, buen cuerpo y complejidad, como Bianchi Extra Brut Premium, puede estar a la altura de la intensidad del caviar.

  • Plato principal: Para un almuerzo con sabores frescos y preparaciones ligeras, lo mejor será optar por espumantes más simples. Una buena alternativa es un Extra Brut, donde el foco está en la fruta y la tensión en boca dada por la acidez y las burbujas. Este tipo de espumantes, como Don Valentín Lacrado Extra Brut, también armonizan muy bien con pastas elaboradas con frutos de mar, ya que la frescura del vino combina con los sabores salados, la frutosidad se realza y las burbujas suavizan la textura de la pasta. El Extra Brut es también un gran acompañante para los vegetarianos, principalmente para disfrutar junto a ensaladas de sabores amargos y vinagretas ácidas, que suelen ser muy difíciles de maridar.

    Si se busca acompañar platos más estructurados o con hongos, se puede optar por espumantes rosados de una complejidad mayor, como Bianchi Extra Brut Rosé. Es fundamental no servir estos vinos helados, ya que se perderá la complejidad de los aromas y la suavidad de la boca; con las temperaturas bajas los vinos resultan más refrescantes, pero menos expresivos.

    Si la idea es cenar toda la noche con burbujas, una muy buena opción es elegir una etiqueta elaborada con una cepa tinta que tenga el cuerpo suficiente para acompañar platos con carne, como Los Stradivarius de Bianchi Extra Brut Cabernet Sauvignon

  • Postre: Los postres a base de crema y frutas se ven favorecidos por espumantes secos de cepas blancas. En este caso, es preferible elegir un postre no muy dulce, en el que la acidez tenga protagonismo, como una simple tarta de frutillas naturales. Asimismo, el final de una comida también puede ser acompañado por un ejemplar dulce, como New Age Sweet Gold.

Tips para mejorar la experiencia

  • La única regla indiscutible es ser fiel al gusto personal.
  • Para armonizar con espumantes, conviene dejar de lado platos muy condimentados como las carnes con salsas fuertes y optar, en su lugar, por salsas a base de crema.
  • Es una de las mejores bebidas para acompañar mariscos crudos o cocidos, sushi, trucha y salmón.
  • Las burbujas son perfectas para acompañar postres a base de frutos rojos, helado y chocolate.